Hace tiempo he visto el excelente trabajo de IAN DAVIE, que con gran maestría hace pequeñas grandes obras de arte sobre plumas de cisne.
Se me ocurrió utilizar este soporte con idea de hacer algo asequible para marcar las páginas de los libros. No son plumas de cisne, son de palomas madrileñas que pierden sus ropajes. No es fácil conseguirlas, con la cantidad de palomas que habitan en Madrid, no sueltan sus plumas a la ligera, así que es un elemento escaso.
La pluma es de un material muy curioso, impermeable, y deben estar cerraditas para poder pintarlas.
Primero las he lavado, luego les dí laca por detrás. Acto seguido las pinto con acrílico y luego les doy laca por la parte pintada.
Ahora, cada vez que veo una paloma, miro su vestimenta con cariño y deseo, esperando que dejen caer una parte de su atuendo maravilloso.
Pintadas a mano por Claudia Cano.